El brote global de MPOX en 2022 marcó un punto de inflexión en la historia de esta enfermedad zoonótica.

Anteriormente confinada principalmente a regiones endémicas de África, la MPOX emergió como una amenaza global, desafiando los sistemas de salud pública y revelando vulnerabilidades en nuestra preparación para enfermedades infecciosas emergentes. Este escrito argumenta que el brote de MPOX no solo representa un desafío de salud pública inmediato, sino que también ofrece lecciones cruciales para la gestión de futuras epidemias.

La rápida propagación de MPOX fuera de las áreas endémicas tomó por sorpresa a la comunidad de sanitaristas del mundo. A diferencia de brotes anteriores, la transmisión sostenida de persona a persona en múltiples países no endémicos planteó nuevos desafíos epidemiológicos. El virus mostró patrones de transmisión inusuales, afectando desproporcionadamente a hombres que tienen sexo con hombres (HSH), lo que llevó a debates sobre la categorización de la enfermedad y estrategias de prevención dirigidas. Esta dinámica única subraya la importancia de la vigilancia epidemiológica adaptativa y la necesidad de respuestas de salud pública ágiles y culturalmente sensibles.

La respuesta global al brote de MPOX reveló tanto fortalezas como debilidades en nuestros sistemas de salud pública. Por un lado, la rápida secuenciación genómica y el intercambio internacional de datos facilitaron la comprensión de la propagación del virus. Por otro lado, la escasez inicial de vacunas y las dificultades en la implementación de estrategias de prevención efectivas en poblaciones de alto riesgo evidenciaron brechas en la preparación para pandemias. Además, la estigmatización asociada con la enfermedad demostró la continua necesidad de mejorar la comunicación en salud pública y abordar las inequidades en el acceso a la atención médica.

El brote de MPOX (ojalá no nos dé la sorpresa como el COVID) también puso de manifiesto la interconexión de la salud humana, animal y ambiental, reafirmando la importancia del enfoque “Una Salud”. La zoonosis, aunque conocida, adquirió una nueva dimensión al adaptarse rápidamente a la transmisión humana sostenida. Este fenómeno subraya la necesidad de una mayor vigilancia de las enfermedades en la interfaz humano-animal y la importancia de la colaboración interdisciplinaria en la prevención y control de enfermedades emergentes.

En conclusión, el brote global de MPOX ha sido un recordatorio aleccionador de la constante amenaza de las enfermedades infecciosas emergentes en un mundo interconectado. Si bien planteó desafíos significativos, también ha proporcionado valiosas lecciones para fortalecer nuestra preparación y respuesta ante futuras epidemias. La experiencia subraya la necesidad de sistemas de vigilancia robustos, respuestas equitativas y culturalmente apropiadas, y una colaboración global más fuerte en salud pública. A medida que avanzamos, es imperativo que estas lecciones se traduzcan en acciones concretas para construir un mundo más resiliente ante las amenazas de salud pública del futuro.